Por primera vez concursé este año escribiéndole una carta a mi abuelo Adolfo, el papá de mi mamá. Es difícil describir a mi abuelo. Ha sido una persona que ha tocado miles de corazones, con una personalidad única, unas ganas de vivir impresionantes, un amor al trabajo y al país admirable, y un profundo papel de padre de familia. Este año, sufrió un ACV que lo dejó paralizado del lado derecho, pero que por sus características ha sabido afrontar y superar poco a poco. Aquí mi misiva hacia él. No quedé seleccionada entre las 40 mejores cartas (de más de mil quinientas), pero decidí que ustedes pueden leerla.
Espero la disfruten...
Querido viejo:
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Cuando esa llamada llegó, sentimos un profundo dolor. Ese temor gigante latente en tus hijos, nietos y bisnietas, se hizo realidad el 4 de enero. No eres inquebrantable. Tu salud se desmoronó en cuestión de segundos.
Tu Nena, siempre a tu lado, supo que algo andaba mal al no escucharte hablar. Tú, que siempre tienes las palabras en la punta de la lengua; tú, cuyos comentarios son base de anécdotas risueñas. Tú, no contestabas su llamado. Esas palabras ya no estaban, habían desaparecido.
Para mí, había un gran temor de que dejarás de ser el hombre ejemplo que eres. Ese abuelo que con suspicacia y simpatía colocó sobrenombres a cada uno de sus nietos para crear un enlace más especial. Ese gordo sabio que con profundo amor aconsejaba. Mi mentor al escribir. Quien más de una vez ha dado discursos inspiradores y llenos de valor. Para quien en su mente soy la mejor periodista. Un poco peleona, pero que no acepta injusticias y engaños. Y eso te hace orgulloso.
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El parte médico era incierto. "No sabemos la magnitud de su lesión. Es probable que no pueda hablar, caminar o mover su lado derecho del cuerpo. Además, su edad, su diabetes e hipertensión, son enemigos constantes".
Pero diez días en terapia intensiva, tres en cuidados intermedios y dos en la habitación, fueron testigos de tus ganas de seguir viviendo. Los médicos asombrados del giro que le diste al panorama general, no podían darnos predicciones del futuro.
Llegaste a mi casa con esa hermosa sonrisa dibujada en tus arrugados labios. Todos, devolviéndote tu infinito amor. Te recibimos celebrando. Es que tú eres "un palo de hombre Don Adolfo".
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Es impresionante como estás pendiente de tu trabajo. En tu mente las mortificaciones continúan. La hacienda, los pagos, la cosecha y la siembra. En esa silla de ruedas, sigues siendo el director de orquesta.
Las palabras no han vuelto con la misma frecuencia y locuacidad de antes. Son muy pocas las que entendemos. Te cuesta modularlas. Bueno, siempre te ha costado. Sé que te desespera, pero somos nosotros los que no te entendemos, porque tu simpatía y elocuencia, siguen vivos en tu mente.
Abuelo, eres ejemplo de fortaleza, nos has dejado a todos asombrados de tu voluntad y ganas de vivir. El amor que inspiras y que nos has enseñado ha sido el motor fundamental para que te ayudemos.
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Levántate de ahí mi viejo querido. Que tu nieta que te copió en eso de "echar discursos", espera que la aplaudas cuando lea esto en frente de muchos. Porque ahí estarás, estoy segura, viendo como esta Carta de Amor a ti, es un botón de excelencia que te acabas de ganar.
Te amo abuelo y esto es para ti.
La China
Las fotos fueron tomadas por mi hermana, Marianela Manzanilla.
ResponderEliminarmi gorda, como siempre bella tu carta, me arrugaste el corazón,
ResponderEliminarMe conmovió tu carta......quisiera llenar los mios igual como él lo hizo...Don Adolfo hombre fuerte, recio, trabajador que supo, sabiamente, seguir siendo el niño alegre, amoroso lleno de esperanzas que conocemos
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