lunes, 23 de mayo de 2011

Falta de Seriedad

Queridos lectores, después de unos días de ausencia por causas de trabajo, quiero compartir con ustedes este texto que hoy leí en el Diario El Impulso. Me encantaría que los diputados lo pudieran leer, vamos a hacérselo llegar a la mayoría de ellos que sea posible para que sepan que deben continuar con el cargo para el que fueron elegidos. No pudiera estar más de acuerdo con Carolina. Adicionalmente, les dejo un breve escrito de Rafael Poleo para que nuestros "diputados" entiendan lo importante que es su labor. Nos leemos!
Marielisa
Me resulta incómodo escribir este artículo. Pero no puedo callarme, porque esto es algo que va más allá de los acuerdos que se alcanzaron a través de la Mesa de la Unidad Democrática –a la que he defendido y seguiré defendiendo a capa y espada- y que deja en entredicho la seriedad de quienes fueron electos a través de ella. Me han dejado atónita, por decir lo menos, los diputados de oposición que ahora piensan lanzarse a alcaldes y gobernadores.
Estoy absolutamente en contra de que un diputado se lance a cualquier otro puesto de elección pública, al menos hasta que termine este período legislativo. Ni que fueran los únicos. Por fortuna hay muchas personas calificadas en este país para ser alcaldes y gobernadores, que no son necesariamente los diputados de oposición. Eso de creerse únicos ha sido muy perjudicial para el país. Los venezolanos ya tenemos un rollo de esa cabuya.
¿Será que a estos señores diputados que hoy creen que pueden salirse de la Asamblea Nacional porque tienen otras aspiraciones se les olvidó tan rápido lo difícil que fue llevarlos hasta donde están hoy?... ¿Será que no valoraron que muchas personas que aspiraban a tener los puestos que ellos tienen, honrosamente declinaron en aras de la necesarísima unidad?
 Se me viene a la mente alguien que hubiera sido un diputado de lujo, Carlos Vecchio, -y a pesar de que obtuvo un significante número de votos- cuando perdió las primarias se retiró de la contienda y no insistió en que lo metieran contra viento y marea. Yo estoy segura de que Vecchio, de haber resultado electo diputado, no estaría ahora pensando en lanzarse ni como alcalde ni como gobernador, sino dedicado a su labor parlamentaria, como debería ser. Pero el deber ser es algo que cada vez es menos posible en nuestro país. Un cargo no puede estar sujeto a las veleidades y caprichos de quien lo detenta. Quienes son diputados sabían de antemano que fueron electos para un período de cuatro años. No como un mientras tanto empezaba la campaña para cargos en el poder ejecutivo.
El proceso que parió la plancha unitaria fue complicado, y en ocasiones hasta injusto, pero se logró constituir una fórmula que obtuvo mayoría de votos más no así de escaños. Eso tampoco fue una sorpresa. Cuando cambiaron las circunscripciones electorales sabíamos que ése era el escenario posible. Obviamente, nadie pensó que iba a ser fácil. Pero pusimos nuestra confianza y nuestros votos en nuestros representantes. Y estoy segura de que hablo por millones cuando digo que quiero seguir teniendo confianza.
 ¿Pero cómo tener confianza, me pregunto, si ahora resulta que los cargos de elección pública pareciera que fueran una suerte de rebatiña? ¿Cómo tener confianza si parece más bien que estuviéramos en una piñata, a la que quien le da más duro, se queda con el cotillón?…
Es innegable que la Asamblea Nacional es una continua cayapa. Es innegable que cambiaron el reglamento de debates y ahora el tiempo para debatir es mínimo. Innegable también es que el hemiciclo y los pasillos se han transformado en recreaciones de escenas al mejor estilo de Pedro Navaja. Pero nada de eso justifica que los señores diputados quieren dejar de serlo, para ahora convertirse en alcaldes y gobernadores...
Y que no vengan con la historia de que tienen suplentes. Porque si ellos pensaban que sus cargos eran para dejárselos sus suplentes, en primera instancia no han debido lanzarse. No es poca cosa tener una responsabilidad con los más de cinco millones de electores que pusimos nuestras esperanzas en ellos.  Y aunque hubiera sido un solo elector. No es cuestión de números sino de compromiso. La seriedad es vital en estos momentos de la vida nacional.


El poder, decía Antonio Gala, es como el nogal: no deja crecer nada bajo su sombra. Hago un llamado a la sensatez de quienes se creen únicos, irrepetibles e imprescindibles. ¿Qué le critican a Chávez, si están igualitos?... ¡Qué falta de seriedad!

 Twitter: @cjaimesb
 Carolina Jaimes Branger



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