La Inseguridad y la Violencia llegaron al Cielo

Hoy, 26 de mayo, todos los barquisimetanos nos desayunamos con una terrible noticia. La imagen de cobre en homenaje a la Excelsa Patrona Larense, que se encuentra en la entrada de la ciudad había sido violentada vil y cobardemente por personas sin escrúpulos.

No se trata de haberle hecho daño a un monumento de la ciudad, lo cual ya es un agravio a la cultura y la tradición de un pueblo, sino que el daño se le había hecho a una imagen religiosa.

Más allá de la inmensa ofensa que significa haber roto las ovejas que rodean el monumento de la Divina Pastora, está el hecho de haber apuntado a la cara de la Virgen, y con toda la demencia que puede pasar por la mente de esa persona, tener el “valor” de dispararle a la cara de la Santísima Madre. Hay que tener demencia y odio para hacer eso.

Solamente con imaginarme el momento en que seres despiadados planificaron todo un ataque a la imagen de la Virgen y de las ovejas, me causa indignación y profunda, pero profunda, tristeza. Pero el mensaje va mucho más allá.

Las ovejas significan el rebaño de fieles que seguimos a la Virgen, es decir, el pueblo. Nos estamos haciendo daño unos a otros, sobrepasamos lo terrenal y haciendo daño a lo celestial. Ya ni respeto queda en una sociedad desintegrada que se ha ido forjando como bestias, llena de odio, con la ley del más poderoso.

A lo largo del día se sintió la indignación del pueblo Mariano, varias personas acudieron a la Iglesia a rezar, a poner flores y a pedir perdón por los hechos vandálicos. Acusaciones políticas iba y venían. Que si Amalia, que si Henry. Señores, el hecho es bastante complejo.

Mezclar la religión con la política nunca ha sido algo en lo que esté de acuerdo. Pensar que al herir a la Virgen se está vengando algún hecho de índole gubernamental es creer que la política lo es todo.

Realmente, lo que le pasó a la Divina Pastora y a la imagen de la Coromoto, es una muestra que la impunidad y la violencia sobrepasaron los límites de la tierra. En las noches los barquisimetanos que podemos recorrer las calles de la ciudad, lo hacemos a las manos de Dios. Si los delincuentes pudieron ultrajar a su Madre, ¿qué quedará para nosotros?

Quienes dañaron las imágenes de la Divina Pastora tuvieron el tiempo de hacer sus destrozos, de recorrer la ciudad haciendo vandalismo con imágenes sagradas. Los delincuentes andan libremente por la ciudad disparando de un lado a otro y ningún organismo policial vio nada. Nadie supo, nadie escuchó, nadie los vio.

¿Dónde está la vigilancia a los ciudadanos que podían estar transitando cerca del monumento? ¿Dónde están los policías que al escuchar detonaciones no van en contra de los delincuentes? ¿Dónde está la seguridad, las cámaras que graban las calles de la ciudad, las patrullas, los helicópteros y el resto de inversiones que se han hecho?

La muestra es que no los hay. La evidencia, es que esta sociedad se perdió en valores, en principios, en respeto y en admiración. Quien destroza los monumentos de su pueblo, está acabando con la cultura y la tradición de ese lugar.

Todavía estamos a tiempo de salvar lo que queda. Transformemos la indignación en acciones. Pidamos captura y castigo para los culpables, pidamos jueces justos que no suelten a los delincuentes al día siguiente, pidamos arreglo inmediato de los daños ocasionados, seguridad para los espacios públicos y desarme a la sociedad, porque si esos desalmados tuvieron el "coraje" de disparar a la Virgen, tendrán mucho más para matar a cualquier ciudadano. 

A nosotros nos queda el trabajo de rezar y pedir perdón a Dios y a Nuestra Madre por haber permitido semejante hecho, y sobretodo retomar la enseñanza de valores a los más pequeños, para que así podamos salvar lo que queda de sociedad.

Divina Pastora, somos más tus feligreses, somos más los que te amamos. Podrán destrozar las imágenes, pero la fe permanecerá intacta. Salve Reina Madre, Salve Virgen Santa.

Marielisa Manzanilla